¿Qué significa que una palabra
puede no sólo nombrar, sino, en cierto sentido, realizar, y en concreto
realizar lo que nombra?
La declaración constituye, de
hecho, al acto de habla, y al mismo tiempo es la puesta en palabras de un acto.
Un acto al que no se le puede
pedir un referente, puesto que el efecto del acto de habla consiste en no
referirse a nada más allá de sí mismo, en realizar él mismo, produciendo así un
extraño efecto de inmanencia lingüística.
Nietzsche afirma que ciertas formas
de moralidad requieren de por sí, un sujeto, e instituyen un sujeto como
consecuencia de esta necesidad. Se sitúa al sujeto antes de los hechos para
poder asignarle la culpa y responsabilidad con respecto a los efectos dolorosos
de una cierta acción. Cuando alguien resulta herido, el vocabulario que surge
para moralizar ese dolor identifica a un sujeto como el organizador intencional
de ese acto hiriente.
En ese momento, no sólo se
fabrica al sujeto como origen primero y causal del efecto doloroso que es
representado en forma de ofensa, sino que además la acción cuyos efectos son
ofensivos no se considera ya como una acción, sino que se reduce a un “acto
singular”.
“No hay ningún “ser” detrás del hacer, del actuar, del devenir; “el
agente ha sido ficticiamente añadido al hacer, el hacer es todo”.
Más aún, para poder atribuir
responsabilidad al sujeto, se fija imaginariamente un origen de la acción que
reside en el sujeto: el sujeto es construido primero y ante todo como el
causante responsable de un hecho ofensivo. Se establece así una causalidad
moralidad entre el sujeto y su acto de manera que ambos términos quedan
separados de una “acción” temporalmente más extensa que parece ser anterior y
ajena a estas condiciones morales.
La cuestión de quién es responsable
de una ofensa dada precede e inicia al
sujeto, el sujeto mismo se forma como resultado de la nominación para venir a
ocupar este espacio gramatical y jurídico.
En cierto sentido, para Nietzsche
el sujeto cobra existencia únicamente dentro de las exigencias de un discurso
moral en torno a la responsabilidad. Las exigencias de la culpa interpretan al
sujeto como “la causa” de un acto. En este sentido, no puede haber sujeto sin
acto condenable, de la misma manera que no puede haber “acto” al margen de un
discurso sobre la responsabilidad, y, según Nietzsche, sin una institución de
castigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario