jueves, 15 de septiembre de 2011

Scientia sexualis

Ich bin kein Mensch, ich bin Dynamit

Nietzsche, F.


El factor “sexualidad”


Si el dispositivo de alianza está fuertemente articulado con la economía a causa del papel que puede desempeñar en la transmisión o circulación de riquezas, el dispositivo de sexualidad está vinculado a la economía a través de mediaciones numerosas y sutiles, pero la principal es el cuerpo –cuerpo que produce y que consume.

(Foucault, M.)


Desde inicios del siglo XVIII, sabemos gracias a Foucault, se ha empezado a conformar y concretar una gran red de conexiones entre los así llamados “comportamientos perversos” –es decir no correspondientes al modelo así producido por el Poder- y una serie de patologías médicas frente a las cuales el modelo familiar monógamo tenía su privilegio normativo y en virtud del cual se han cuestionado desde entonces los posibles comportamientos “anormales”.

La producción de sujetos a partir de este momento no estuvo ya marcada por el poder soberano –prohibitivo- del rey, sino que comenzó a responder a una serie de dispositivos conjuntamente organizados y concebidos en la producción de individualidades obedientes y susceptibles de ser “corregidas”.

El dispositivo de la sexualidad orientado en su producción monógama a concretar, a su vez, el dispositivo familiar, el cual serviría de referente en diversos controles poblacionales y de natalidad fue desde ese momento el eje normalizador base de la ciencia como así de todos sus discursos: el sexo como susceptible de ser controlado y paradójicamente silenciado como función privada, restringido al cuarto de La Pareja.

La dispersión del Poder a a través de sus diferentes mecanismos y alcances implantó, a su vez, a través del tiempo, esa falsa sensación que Foucault definiría como “ironía en su dispositivos”: la sexualidad siempre producida y su falta de control soberano es percibida por los sujetos como su misma liberación sexual, donde el libre albedrío les permitiría elegir qué prácticas concretar, qué deseos exponer, usar.

Sólo en un sueño abyecto.

La prohibición del incesto, además, como práctica perversa y vil, surge con esta textura cuando la Familia se concibe como germen central en la perpetuación del orden económico; en el cual la aceptación de las prácticas de incesto vendrían a destruir una serie de dispositivos y sus consecuentes producciones naturalizadas.


Del factor legitimante o legalizante


No se trata precisamente de lugares en los que se pueda elegir quedarse, posiciones de sujeto que se pueda optar por ocupar. Se trata de no-lugares en los que nos encontramos a pesar de nosotros mismos.

(Butler, J.)



El deseo de pertenencia en términos identitarios lejos se encuentra de estar condicionado por una suerte de “hominum naturalis”. Residir dentro de taxonomías ya demarcadas no es una respuesta instintiva mas tampoco un deseo autónomo –sabemos bien que el sujeto de esto no conoce ni lo más mínimo.

Desear identidad es inmediatamente desear pertenencia, transparencia, derechos, reconocimiento.

Reconocimiento que no podría ser otorgado sino por el Poder mismo que lo produce y demanda: legitimación biopolítica encarnada Estado –siempre atado, claro, a sus diversas formas y dispositivos que adoptan la forma de micropoder y que se complementan en la formación del sujeto disciplinado funcional a dicho orden.

Surge, entonces de su núcleo central, el matrimonio como dispositivo legitimante de su aspecto primordial, perpetuante aristocrático: familia y reproducción heterosexual atada a todas sus instancias normalizadoras.


“El Estado se convierte en el medio por el cual se literaliza una fantasía: se ratifica, se justifica, se conoce, se instala públicamente, se imagina el deseo y la sexualidad como permanentes, perdurables. En ese mismo momento, el deseo y sexualidad quedan desahuciados y desplazados, de modo que lo que se “es”, y lo que una relación “es”, dejan de ser asuntos privados.” (Butler, J.)


Tal reconocimiento y sentido de pertenencia otorga esos derechos tan deseados, tan buscados, que no deberían ser sino, –llegado el caso- aspectos otorgados equitativamente, ya existentes por nuestra mera condición de entes terrestres.

¿Ganar derechos o deconstruir ficciones?

El matrimonio surge, en consecuencia como un medio de obtención implantado allí de derechos democráticos otorgados.


“El matrimonio impone, por lo menos en términos lógicos, un reconocimiento universal: todos deben permitirnos el acceso al hospital; todos deben respetar nuestro derecho al dolor; todos asumirán nuestro derecho natural a tener hijos; todos considerarán que nuestra relación está en el elevado

plano de la eternidad. De esa forma, el deseo de reconocimiento universal es un deseo de pasar a ser universal, de pasar a ser intercambiable en la propia universalidad, de abandonar la particularidad solitaria de la relación no ratificada, y, tal vez más que nada, de obtener tanto un lugar como santificación en esa relación imaginada con el Estado.”

(Butler, J.)


La creación de un rango de opciones limitadas paradójicamente entendidas como “libertades cívico-sociales”, generan esa misma incapacidad, por parte del sujeto, de pensar la vida post-moderna por fuera de sus márgenes capitalistas.

Y capitalista implica no sólo una lucha de clases claramente establecida, sino la existencia de diversas formas/mecanismos que se entrelazan y se contradicen, y cuya cristalización es el entramadado institucional/jurídico estatal.

Y lucha de clase que no sólo conlleva un conflicto de estratos, sino que debe entenderse además como la lucha contra la jerarquización de los cuerpos, contra el patriarcado establecido monogamia y generizador binario, género creado como opresor de la así llamada “femeneidad”.

Deconstruir, crear, erradicar, sublevar, destruir, desaparecer del lugar establecido de sujeto, de la cómoda aceptación y complicidad de la mentira que son nuestras vidas para des-cubrir un nuevo mundo de entre las ruinas de sociedades enfermas y sometimientos caóticos.


Para crear capacidades, y abandonar categorías.


Para vivir intensidades nuevas.

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