Los viajes siempre nos nutren de
diversas formas y nos empujan a aprender nuevas cosas.
Recuerdo todos mis viajes por México
con especial afecto debido a muchos factores: mi plena juventud, los paisajes,
la calidez de la gente que conocí en cada lugar y fundamentalmente, que los
hice todos en compañía de mi papá.
El Santuario “El Rosario” es la única biósfera
preservada ubicada en el Estado de Michoacán (al oeste del país), en donde uno
ingresa desde el punto más bajo hacia el lugar específico donde se juntan y
emigran cada año las mariposas monarcas hacia Canadá.
La belleza del lugar es incomparable:
bosques de pinos y encinos rodean los senderos marcados para el ascenso y las
áreas de descanso.
Recuerdo ver los cadáveres de muchas
mariposas en el trayecto, mientras se va subiendo y un montón de ferias
vendiendo artesanías típicas. Pero la parte más extraña y complicada es en el
punto más alto de la biósfera, donde se concentra una cantidad increíble de
mariposas.
Se posan encima de uno e incluso de a
momentos tapan la visual, pero debo decir que es una de las sensaciones más
raras y hermosas que viví. Es naturaleza pura.
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