martes, 15 de febrero de 2011

We don't give a shit

Cuántas veces nos mostramos honestos imitando discursos cotidianos, acciones que de una u otra forma nos convierten en hipócritas. Y cuánto sacrificio oculto hay en algunas de esas acciones que, indudablemente, desnudan ese lado tan deshumanizado -lavado- que poseemos.
Buscamos felicidad barata.
Es fácil ocultar esos verdaderos sentimientos que recorren nuestras neuronas cuando sabemos que, de ser expuestos, serían tan condenados como odiados. Benditos todos, poseedores de lo frívolo del ser –enfermo-.
Somos como agrupaciones infectadas, enfermas, que se jactan de las mil y una cosas, pero que en realidad padecen la condena social y busca esos placeres reprimidos, nostálgicos.

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