
Una agobiante cantidad de seres humanos, sin embargo, permanece ajeno a los problemas de la dependencia, simplemente dependen y ello no les depara ningún conflicto interior, ni siquiera se percatan de la enajenación que los posee. Ahora bien, desde el momento que la dependencia colisiona con la identidad del sujeto dependiente, resulta notable la cantidad de subterfugios a los que dichos sujetos anden con el fin de sostener una identidad falsa e inauténtica.
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